domingo, 29 de junio de 2008

ESPIRITUALIDAD DE LOS CRISTIANOS









1. ESPÍRITU Y ESPIRITUALIDAD


El “espíritu” de una persona es lo más hondo de su ser: sus motivaciones últimas, su ideal, su pasión; la mística, la fuerza y el fin que le mueve, por el que vive y lucha y con el cual contagia a los demás.


La “espiritualidad” viene de ‘espíritu’, que en la Biblia significa vida, fuerza, energía. La espiritualidad es la motivación que impregna los proyectos y compromisos de vida; es la fuerza, la energía y la motivación que empapa e inspira el compromiso diario.


Cuando preguntamos ¿qué espiritualidad tenemos?, podríamos preguntar qué espíritu nos mueve. O cuando afirmamos que una persona es de mucha espiritualidad, podríamos significar lo mismo diciendo que muestra tener mucho espíritu.


En resumen, el espíritu o la espiritualidad de una persona, comunidad o pueblo es: su motivación de vida, la inspiración de su actividad, su causa. Cuanto más conscientemente vive y actúa una persona, cuanto más cultiva sus valores, su ideal, su mística, sus opciones profundas, más espiritualidad tiene. Su espiritualidad será la medida de su propia humanidad.



2. ESPIRITUALIDAD CRISTIANA


Espiritualidad es una palabra que viene de “espíritu” (“pneuma”), que en el Nuevo Testamento indica la presencia de Dios en la vida humana y sobre todo en la comunidad cristiana. ¿Qué es la espiritualidad cristiana? La espiritualidad cristiana es vivir según el Espíritu: es una forma de vida que se deja guiar por el Espíritu de Cristo. En la espiritualidad cristiana lo propio, el centro y el motor es Jesucristo. El es la motivación, el impulso, la causa por la que vivir y luchar.



La espiritualidad abarca e impregna las relaciones con Dios, con las cosas, con los demás y con uno mismo. La espiritualidad mueve la contemplación, la acción y la pasión; la vida presente y la futura; el mundo de la Iglesia y el mundo de la sociedad. La espiritualidad es un proceso, es un caminar. Tiene etapas, tanteos, errores y consolidación.


La espiritualidad pasa por pruebas y se va consolidando mediante contradicciones, malentendidos y con toda clase de cruces, en la Iglesia y fuera de ella. La espiritualidad se mueve desde la conversión hacia la santidad consumada. En ella hay miembros de distintos niveles de compromiso. La espiritualidad unifica la vida, le da sentido y la pone en movimiento.

Sin espiritualidad, la vida se vuelve rutina y carece de chispa. Con la espiritualidad, en cambio, el caminar de la existencia realmente vale la pena. Por sus sueños de igualdad racial, Martín Luther King fue capaz de vivir y morir, porque le animaba una fuerte espiritualidad. Por los anhelos de justicia para los pobres, Monseñor Romero fue capaz de comprometerse y de dar su vida.



3. ESPIRITUALIDAD DEL LAICO


El laico comprometido con Dios y con el pueblo es una mujer o un hombre, un ser humano impregnado del Espíritu de Jesús. Y es al mismo tiempo individuo, comunidad y pueblo. El laico profeta, sacerdote y servidor se considera a sí mismo una persona movida por su fe viva en Jesús, miembro de la sociedad, del pueblo y del mundo presente, inserto en él y solidario con sus problemas. Pero por otra parte trabaja con pasión, con entrega, por ese mundo que Dios ha puesto en sus manos.


Para vivir una espiritualidad completa tenemos que caminar del individuo al grupo, del grupo a la sociedad y, luego, volver de la sociedad al grupo y del grupo al individuo. Este movimiento continuo enriquece nuestras vidas y produce frutos abundantes.


En la espiritualidad del cristiano laico son fundamentales las palabras de Jesús sobre el llamado a la solidaridad y el juicio final: “Tuve hambre y me diste de comer; tuve sed y me diste de beber; era forastero y me hospedaste; estaba desnudo y me vestiste, enfermo y me visitaste, en la cárcel y fuiste a verme” (Mateo 25,35-36). No se trata nadamás de calmar el hambre de una persona hambrienta aislada o de un pequeño grupo de ellos, sino de crear condiciones económicas, políticas, sociales y espirituales para que no existan hambrientos, enfermos, presos, etc.

  • Se trata de crear leyes justas, liberadoras, para que cada ser humano viva con dignidad.
  • Se trata de crear una nueva sociedad, en la que todas las cosas de este mundo se usen bien y para que los habitantes de este planeta vivamos como hermanos e hijos de Dios.
  • Se trata de una liberación DE:. ...de toda clase de opresiones y maldades; y de una liberación PARA: ...para la fraternidad humana; así como de una liberación CON: ...con Jesús, y con sus predilectos, los pobres.

Desde muchísimos siglos antes, Dios nos mandó vivir esta espiritualidad cuando el profeta Isaías nos dijo: “Practiquen la justicia y el derecho, libren al oprimido de las manos del opresor, y no atropellen al forastero, al huérfano y a la viuda; no hagan violencia ni derramen sangre inocente en este lugar” (Jer 22,3; ver Is 58, 7-9).


La espiritualidad del laico implica vivir el programa de vida de las bienaventuranzas dentro del mundo(Mateo 5, 1-13). El laico ha de ser gente del mundo en el corazón de la Iglesia y gente de Iglesia en el corazón del mundo. El punto de partida es vivir la pobreza evangélica, que consiste en una actitud del corazón que se manifiesta en el estilo de vida y en las acciones concretas. Es humildad, sencillez, confianza en Dios. Es sentirse como un niño pequeño y débil en los brazos de Dios que es un Padre Bueno.


La pobreza evangélica es lo opuesto a las actitudes de la prepotencia y el orgullo. Es también la tendencia a vivir con sencillez, sin lujos, a compartir lo que se tiene con el otro y a dar testimonio, con la propia vida, de que la fraternidad es posible y que vale mucho más que todo el dinero de este mundo.


Desde esta espiritualidad, el laico es gente de Iglesia en el corazón del mundo, dentro del proceso de liberación integral, por la justicia, la dignidad, la ecología, la paz, desde una opción y solidaridad con los pobres.


PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

1. ¿Qué cosas nuevas aprendiste en este tema?

2. ¿Cómo está tu espiritualidad?

3. Lo que aprendiste en este tema, ¿de qué manera lo vas a incorporar en tu vida y compromiso de hoy en adelante?


BIBLIOGRAFÍA PARA AMPLIAR EL TEMA :

1. Carlos Mesters. La lectura profética de la historia. Ed. Dabar, México.

2. Pedro Negre, Jorge V. Pixley, J. Severino Croatto, Carlos Mesters... Misión Profética de la Iglesia. Ed. CUPSA.

3. Nestor Jaen. Hacia una espiritualidad de la liberación. UCA editores.

4. Boletín “El momento católico”. Artículo de Alicia C. Marill, ¿Te atreves a ser profeta?, Publ. claretianas, Chicago.

5. Documentos de Medellín. 6. Documentos de Puebla.

7. Pedro Casaldáliga. Espiritualidad de la Liberación.


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